Escuchaba un podcast sobre James Bond en el coche después de una compra en Lidl que se alargó más de la cuenta gracias a las estrategias de marketing de la cadena de supermercados, a las que cómo no, siempre acabo cayendo. Lidl ha sacado un supermercado de juguete: “Mi MiniLdld sostenible” y, por cada 20 euros de compra, te regalan un mini producto para coleccionar. Gasté 60 euros, conseguí 3 mini productos de regalo para jugar en una tienda que no tengo. ¿Tienes la aplicación?, me pregunta la cajera. Si te la descargas puedes comprar la tienda de 10 euros por 5. Está muy bien para los niños, así practican los números, el cambio… Como un perro adiestrado dejo la compra en el coche, descargo la app de Lidl, vuelvo a entrar, compro la dichosa tienda. En poco tiempo Lidl ha conseguido mis datos personales y 5 euros más de mi bolsillo, táctica muy “sostenible”.
Volviendo al podcast en el coche, la entrevistada y la periodista del programa discutían el papel de la mujer en las películas de Bond. Las protagonistas femeninas han evolucionado en las última películas, están más preparadas, son más competitivas, más inteligentes. ¿Evoluciona la mujer o el hombre le deja evolucionar?, ¿progresan estas mujeres imponentes mientras yo, mujer de 41 años, preparada, con estudios, formación, paso mis días debatiendo entre qué comprar y qué hacer de cenar?, ¿debería contactar con los guionistas de la saga?
Mis preguntas se quedan sin respuesta cuando choco con el coche de enfrente al entrar en la rotonda. No, seguiré en mi papel de bulto en las escenas de supermercados, de coches en la carretera que sufren accidentes. Mi casa y su patio, uno más en Google maps.
Después de rellenar el parte, mi coche dañado y el del tercero menos, me arrepiento de haber vuelto a entrar en Lidl, de haber caído en la trampa. Me lamento por no planificar mi día, por dejarme arrastrar. Pienso en la protagonista del libro The Midnight Library, de los pequeños arrepentimientos y de los grandes. Si hubiera optado por no comprar el mini supermercado no habría tenido un accidente, mi día hubiera sido distinto, ¿mi vida también? Quizás sea el momento de tomar decisiones a largo plazo, de plantear objetivos que me conviertan en una chica Bond sin clichés, con un guión propio. Sayonara, baby.